María es Reina: fue predestinada desde el principio de los tiempos para serlo. Y esto, porque fue elegida para la singularísima y trascendental misión de ser la Madre de Cristo Rey y Mediadora universal de todas las gracias.
María es Reina de las Misiones, porque ella fue la primera misionera, aún antes que el mismo Cristo, al llevarlo en su seno y darlo a conocer al mundo. Hoy, ella continúa dando a conocer a su Hijo a los hombres, y es guía y modelo de los misioneros, por eso es llamada también "Estrella de la Evangelización"
María fue la primera evangelizada (cf. Lc. 1,26-38) y la primera evangelizadora (cf. Lc. 1,39-56). Fue Ella la que acogió con fe la Buena Nueva de la salvación, transformándola en anuncio, canto, profecía. Fue Ella la que dio a todos los hombres la mejor directiva espiritual a ellos consignada: "Haced lo que (Jesús) os diga" (Jn 2,5). (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1988, n.2)
María es Reina de las Misiones, porque ella estuvo presente en el comienzo de la misión, en Pentecostés, junto a los Apóstoles, cuando nacían la Iglesia misionera. "Ella presidió con su oración el comienzo de la evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo" (EN 82).
María, Madre y Reina de los Apóstoles acompañó desde el inicio el camino heroico de los misioneros. Hoy inspira a los creyentes imitarla en la solicitud premurosa y solidaria por el vasto campo de la actividad misionera. (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1997, n.7)
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